martes, 18 de octubre de 2011

“VICTIMOLOGÍA, VICTIDOGMÁTICA Y VICTIMAGOGÍA”


Por: DANIEL ERNESTO PEÑA LABRIN


La Victimología (del latín víctima) se propone analizar las relaciones entre delincuentes y agraviados. Se interpreta, como teoría científica paralela a la Criminología que se ocupa exclusivamente de las víctimas de conflictos dolosos o culposos. En tal sentido, su función consiste en estudiar la personalidad de los afectados bajo aspectos biológicos, psicológicos y sociológicos. Además, construir un sistema de medidas preventivas para evitar la potencial conversión en víctima. A esto corresponde precisamente el planteamiento de un especial “pronóstico de víctima”. Asimismo, se interesa por “el origen, personalidad, temperamento, carácter, género, edad, situación de conciencia, cualidades espirituales, características corporales de la víctima, vínculos familiares, profesionales y con su círculo comunitario. Se propone en particular establecer el papel de la víctima en la situación pre criminal y su contribución a la génesis del crimen”.

En efecto, inicialmente debe diferenciarse entre Victimología (análisis, prácticas diversas y a veces opuestas, focalizadas en torno a la misma categoría de problemas: la víctima del delito; así como de la importancia de su fenómeno social: la victimación); Victidogmática (orientada al comportamiento mismo de la víctima) y Victimagogía o conjunto de disciplinas cuya acción se dirige a las víctimas del delito, con el ánimo de protegerlas a posteriori de la colisión punible.
Por ello, es ineluctable, distinguir los momentos de: victimación primaria, secundaria y terciaria.
En la primera se refleja la experiencia individual del agraviado y las consecuencias perjudiciales producidas por el delito de índole física, económica, psicológica o social. En efecto, con frecuencia los daños experimentados por la víctima no se limitan a la lesión o puesta en peligro del bien jurídico del que es titular.

La víctima sufre a menudo un severo impacto psicológico, que incrementa el daño material o físico del delito, la impotencia ante la agresión o el miedo a que se repita, que fabrican ansiedad o abatimiento, cuando no complejos de culpabilidad con relación a los hechos acaecidos, lo que con frecuencia, repercute en los hábitos del sujeto ofendido y altera su capacidad de relación.

De la Cuesta Aguado afirma que la denominación victimación secundaria, es aquella que se deriva de las relaciones de la víctima con el sistema jurídico penal. Consecuentemente, ésta se considera aún más negativa que la primaria porque es el propio sistema el que victimiza a quién se dirige a él pidiendo justicia y porque afecta al prestigio del propio sistema. Empero, con la policía, la víctima a menudo experimenta el sentimiento de estar perdiendo el tiempo y el dinero, o de ser incomprendidas, etc.

Por último, la victimación terciaria, está constituida por el resultado del Proceso Penal, el mismo que en la mayoría de casos no satisface las expectativas del agraviado, quien ve con frustración que luego de un litigio, lento y oneroso, no es siquiera satisfecho con la sanción adecuada para el transgresor de la ley en desmedro de la víctima que se siente desilusionada del sistema de Administración de Justicia.

Pérez Cepeda añade, que con insistencia se viene hablando de la Victidogmática, como aquella orientación sistemática que se dedica a analizar las incidencias de la Victimología en el ámbito de la Teoría del delito y en los tipos penales. Toma como punto de partida el hecho de que algunas personas contribuyen dolosa o culposamente a la propia victimación, lo que puede influir en la responsabilidad criminal del agresor, incluso hasta desterrarla. Así como el mecanismo habitual para determinar si estamos ante un caso que requiere la imposición de una pena, es que debemos investigar el hecho delictivo y a su autor; sin embargo, la Victidogmática completa este examen incluyendo el papel desempeñado por la víctima. De esta suerte, llegamos a determinar si la víctima merece y necesita la protección jurídico-penal, o por el contrario en función del principio de última ratio, debe excluirse el castigo o al menos atenuarlo. En definitiva, el objetivo primordial de la Victidogmática es obtener una disminución de las sanciones.

Desde esta perspectiva se trata de analizar la intervención de la víctima en la génesis de las actividades criminales. Sin entrar en profundidades, se constata así la incidencia de la víctima en la criminalización, en la medida en que es la víctima con su denuncia la que selecciona la criminalidad, ya que prácticamente el 90% de los delitos llegan a conocimiento de las autoridades por medio de la denuncia.
En suma, un aspecto destacable y poco desarrollado es el estudio de la víctima del delito. Por lo general, la atención se ha fijado en el autor de la conducta delictiva, pero no en quien la sufre. Entendemos que el tratamiento no sería completo sin tener en cuenta las relaciones anteriores o simultáneas del criminal con su víctima, y que se denomina “Victimología” o “Victimiología” como señalara Luis Jiménez de Asúa. ¿Cómo poder comprender a quien ha cometido un delito, particularmente en algunos casos (conductas de estafa, extorsión, sexuales y personales), sin tener en cuenta a la víctima? El comportamiento de esta última tiene, a veces, relación con el ilícito penal.

Es importante destacar la existencia de corresponsabilidad de la víctima y conocerla para prestarle eficaz ayuda cuando la necesitó (que no se realiza), para conocer mejor al delincuente y al delito cometido. Lo mismo es singularmente trascendente la relación autor-víctima para aconsejar salidas anticipadas del sentenciado en el régimen pre liberacional de ejecución de la pena. Cabe mencionar el auxilio expost-inmediato al ofendido en “Casas de Acogida” que es propiamente la Victimagogía, creada por Pierre Babín en Francia, acogida en España, por Antonio Beristain y propulsada por la orden eclesiástica de los Jesuitas a la cual pertenece Beristain Ipiña, con prolija y diversificada asistencia habitacional, legal, psicológica, laboral, etc.
Con acierto, Miriam Herrera , agrega que junto al espíritu anticonvencional, el segundo factor incisivo en la evolución doctrinal de la moderna Victimología se ve influido por el auge de los movimientos sociales. A la vez que refuerzan sus posiciones relativas como víctimas individuales, las víctimas, en tanto agrupadas y coordinadas, se van elevando en colectivos de presión, nuevas instancias sociales de consulta política imprescindible. Desde su primera emergencia, las asociaciones de víctimas se constituyen así en poderosos lobbies políticos .

Recordemos que fueron de rigurosa mención, en la América de los años sesenta, los incipientes grupos de liberación feminista como expresivos indicadores de estos reclamos. Pero igualmente comenzó a cobrar fuerza una pléyade de denuncias, que, parcial o íntegramente, esgrimen heterogéneas reivindicaciones no siempre de raigambre victimológico. Así, el Movimiento Social de Víctimas no responde en absoluto a un fenómeno uniforme y coordinado, de tal manera que el atractivo común por ellas origina extraños compañeros de viaje (grupos de consumidores, afectados por determinadas enfermedades, promotores de la pena de muerte, feministas, colectivos vulnerables, como menores e inmigrantes, minorías raciales, etc.)
No obstante, la Victimología atraviesa una fase en la que se funden, en aras de la solidaridad, las aspiraciones reformadoras de posicionamientos científicos de los autores y las pretensiones de los integrantes de cambios sociales de base.

Sin embargo, la satisfacción que profesa esta ideología solidaria o fraterna como prefiere llamarla Beristain Ipiña , al calor de sus sentimientos humanitarios y convencimiento déidico, se ha impulsado en España, como he adelantado, con el apoyo de la congregación de San Ignacio de Loyola. Esperemos que en nuestro país y en Latinoamérica en general, suceda lo mismo, con las contribuciones de poderosas Organizaciones No Gubernamentales, Fundaciones nacionales o extranjeras, otros grupos religiosos de diferentes confesiones, y porque nó de organismos internacionales oficiales como la ONU, OEA, con sus poderosos presupuestos anuales, que no deben circunscribirse a dar consejos, con resoluciones retóricas, sino aportar indispensables recursos económicos, para elaborados proyectos, a fin de solventar a víctimas desvalidas, fomentando la creación y funcionamiento del Fondo Preventivo, que cooperen en el resarcimiento del menoscabo del bien jurídico tutelado. En provecho de las víctimas que lamentablemente pese a los esfuerzos de los sólidos aportes de la ciencia criminológica de las Post Modernidad, siguen postergadas, soslayando sus derechos fundamentales, por los cuales debemos luchar con denuedo difundiendo, como protegerse preventivamente o en su defensa, después de consumado el delito, con el soporte de instituciones científicas que son las que las comprenden en su real magnitud la citada problemática que ya no podemos seguir ignorando.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

1. BERISTAIN IPIÑA, Antonio
Nueva Criminología desde el Derecho Penal y la Victimología
Editorial Tirand lo Blanch, Valencia, 1994.

2. BLOSSIERS HÜME, Juan José
Criminología & Victimología
Editorial Disartgraf, Lima, 2005.

3. BLOSSIERS HÜME, Juan José
Teoterapia Integral para Internos
Editorial Edigraff, Lima, 2004.

4. BLOSSIERS HÜME, Juan José
Criminología & Victimología
Editorial Disartgraf, Lima, 2005.

5. DE LA CUESTA AGUADO, Paz
Victimología y Victimología Femenina: Las Carencias del Sistema.
En Victimología y Victidogmática. Una Aproximación de la Víctima en el Derecho Penal, Reyna Alfaro Luis Miguel (compilador)
Editorial Ara Editores, Lima, 2003.

6. HERRERA MORENO, Miriam
La Hora de la Víctima
Editorial Eder S.A., BsAs, 1996.

7. KAISER, Günther
Criminología
Editorial Espasa Calpe, Madrid, 1990.

8. PEREZ CEPEDA, Ana Isabel
La Victidogmática en Derecho Penal
Una Aproximación de la Víctima en el Derecho Penal, Reyna Alfaro Luis Miguel (compilador)
Editorial Ara Editores, Lima, 2003.

9. VIANO, Emilio
El Regocijo y la Implementación de las Víctimas
Editorial Garland Publishing, New York, 1990.

10. VAN DIJK, Jan
Las Víctimas: Reporte de la Policía
Ensayo del Tercer Simposio Internacional sobre Victimología, Nueva York, 1979.




Lima, Octubre de 2011