sábado, 9 de julio de 2011

“PERSPECTIVA HISTORICA DE LA CRIMINALISTICA”




Por: Daniel Ernesto Peña Labrin


Exaltar la historia de la Criminalística es una tarea controvertida, toda vez que las concepciones de la determinación de su objeto, áreas de conocimiento, métodos de investigación y vínculos con otras disciplinas han recibido diferentes denominaciones, tales como Técnica Policial, Policía Científica, Policía Judicial Científica, entre otras, confundiéndola en algunos casos con la Medicina Legal y la Criminología.
La evolución de la Criminalística surge como consecuencia de la urgencia de encontrar la verdad a través de los medios de prueba. Estos antiguamente fueron revelados por el Juicio Divino o el Dedo de Dios. En tiempos primitivos a través de las ordalías y el duelo para pasar más adelante a la confesión, considerada la reina de la prueba, con sus abusos y torturas. Luego aparece el testimonio que se mantuvo por siglos y que dio origen a errores judiciales. Por la declaración de testigos de mala fe. Pero en contraposición de los artificios engañosos de la confesión o de las declaraciones de terceras personas se acudió al Indicio, remotamente conocido por el hombre, que era capaz de seguir las huellas de las pisadas a las bestias y encontrarlas, actitud que permaneció dormida en los tiempos modernos. No se discute la importancia de la prueba indiciaria, que se desprende de los signos materiales de la actividad criminal, “mudo testigo que no miente”, que nos puede contar la cronología del inter - criminis. El indicio es un hecho objetivo que debe ser atentamente observado, con el auxilio de la hermenéutica, para lo cual se requiere de una técnica adecuada. Juventino Montiel , sostiene que desde la época que el hombre realizaba investigaciones empíricas hasta nuestros días, han concurrido ciencias y disciplinas de investigación criminal, que finalmente constituyen la Criminalística General. El devenir de la Criminalística ha registrado a las que le precedieron; ha definido a las que les nutrieron para su nacimiento y ha precisado a las que les permitieron evolucionar hasta la actualidad.
Asimismo, trata por separado los temas que constituyen un efímero e interesante análisis histórico – genético, sustentado por autorizadas opiniones de eminentes estudiosos de la materia que a continuación abordamos.
En consecuencia, los datos permiten establecer que la disciplina precursora de la Criminalística fue la que se conoce como Dactiloscopía. El ilustre experto en Identificación, Benet Bridges , en una de sus obras hace la siguiente referencia: “Algunos de los primeros usos prácticos de la Identificación mediante las impresiones dactilares, son acreditados a los chinos, quienes las aplicaban diariamente en sus negocios y empresas legales mientras tanto el mundo occidental se encontraba en el período conocido como la edad obscura. Kia Kung – Yen, historiador chino de la dinastía Tang, en sus escritos del año 650, hizo mención a la Identificación mediante las impresiones dactilares, en un comentario sobre un antiguo método en la elaboración de documentos legales”. En su esbozo se lee lo siguiente: “Placas de madera eran escritas con los términos del contrato y eran cortadas pequeñas muestras en sus lados y en iguales sitios para que las placas pudieran ser más tarde emparejadas y con la igualdad de las muestras se probaba si eran genuinas”. El significado de las muestras era el mismo a la identificación mediante las impresiones dactilares, de la actualidad.
Agrega Juventino Montiel , en el año 650 los chinos ya utilizaban las impresiones dactilares en sus tratos comerciales, y en ese mismo año, hacían mención al método anterior al uso de las impresiones consistente en la utilización de placas de madera con muescas iguales recortadas en los mismos sitios de los lados, las que conservaban las partes del contrato e igualadas dichas tablas se podían constatar la autenticidad o falsedad de los contratos de referencia.
El propio Bridges, hace otro comentario significativo al expresar que: “El libro de leyes chino de Yung Hwui, casi del mismo período, en una descripción en el Código local de reseñas chinas, establecía que, “Para divorciarse de la esposa, el esposo debía dar un documento que expusiera siete razones para hacerlos. Todas las letras deberían ser escritas con su propia mano, y signar el documento con sus huellas dactilares”.
Años después, en 1575, surgió otra ciencia precursora de la Criminalística, la Medicina Legal, iniciada por el francés Ambrosio Paré, y continuada por Paolo Sacchias en 1651.
El eminente jurista español, Enrique de Benito , comentaba que: “Si hemos de creer, sin embargo, al profesor Manzini, son muy antiguos los precedentes históricos de la ciencia policíaca, como que según parece, se remontan al libro de COSPI, “I´l Giudice Criminalista”, impreso en Florencia en 1643, verdadero tratado de Policía científica aunque con todas las omisiones, errores y preocupaciones propias de la época”.
En 1665, Marcelo Malpighi, profesor en anatomía de la Universidad de Bolonia, Italia, observaba y estudiaba los relieves papilares de las yemas de los dedos y de las palmas de las manos.
Una de las primeras publicaciones en Europa agrega Juventino Montiel , acerca del estudio de las impresiones dactilares, apareció en Inglaterra en 1684, realizado por el doctor Nehemiah Grew, perteneciente al Colegio de Físicos y Cirujanos de la Real Sociedad de Londres.
En 1686, nuevamente Malpighi hizo valiosas aportaciones al estudio de las impresiones dactilares, tanto que una de las partes de la piel humana lleva el nombre de capa de Malpighi. (Malpighi layer).
En 1753, otro ilustre estudioso y precursor, el doctor Boucher, realizaba estudios sobre balística, disciplina que a la postre se llamaría Balística Forense, también precursor de la Criminalística.
En 1809, la policía francesa permitía la inclusión de Eugene Francois Vidocq, célebre delincuente de esa época, quien originó para algunos la mayor equivocación en la historia de la investigación policíaca, pero para otros ha sido uno de los mejores policías del mundo, ya que muchos de sus sistemas de investigación heredados a sus sucesores Allard, Canler, Claudé y Macé, fueron difundidos a diversos países. Vidocq fundo la Sureté (Seguridad), en 1811, y no se deja de reconocer que tuvo numerosos aciertos y ayudó empíricamente al progreso del cuerpo policiaco que él creó. Vidocq se retiró y fundó un buró de investigaciones en París, en 1833.
En esa época, también Avé Lallemart empíricamente colaboraba en el desarrollo de la Policía Alemana en Berlín.
Un sobresaliente acontecimiento en la historia de la dactiloscopia explica Bridges marcó un tratado publicado en 1823, por Johannes Evangelist Purkinje, quien presentó el ensayo como su tesis para obtener el grado de Doctor en medicina en la Universidad de Breslau. En este escrito, Purkinje describió los tipos de las huellas dactilares y las clasificó en nueve grupos principales.También en 1823, Héctor Osorno , precisa que Huschke describió los relieves triangulares (deltas) de los dibujos papilares de los dedos, y Alix escribió y publicó un estudio sobre los dibujos papilares.
En 1829, señala Thorwald , las dos primeras comisiones de la Policía de Londres, Mayne y Rowan, tenían sus oficinas en unos inmuebles muy viejos, que pertenecían al antiguo Palacio de Whitehall. Posteriormente la Policía londinense ocupó otra construcción que antes había servido de residencia a los príncipes escoceses cuando visitaban Londres. De ahí procede el nombre de Scotlan Yard, que durante tantas décadas ha servido para definir a la policía inglesa.
En 1835, aparece otro de los primeros precursores de la Balística Forense, Henry Goddard, que en opinión de Jurgen Thorwald, fue uno de los últimos y más famosos “bow-street-runners”, de la policía británica, y hace referencia de lo siguiente: En una de las balas que penetraron en el cuerpo de la víctima, Goddard observó una curiosa protuberancia y con dicho proyectil provisto de la mencionada seña particular inicio la búsqueda del asesino.
En la sombría vivienda de uno de los sospechosos, Goddard descubrió un molde para balas de plomo, un utensilio bastante común en aquellos días. El molde tenía un pequeño defecto. En él se podía observar claramente una hendidura. Descubrió que la protuberancia de la bala asesina se ajustaba perfectamente a dicha hendidura. El dueño del molde, detenido por sorpresa, confesó su crimen.
La comisaría de la Policía londinense se encontraba en Bow Street, de ahí se deduce que a los detectives ingleses se les llamaba, “bow-street-runners” (campeones de la calle de la reverencia), grupo formado por el Juez Henry Fielding en 1750, precursores de la Scotland Yard creada en 1842, por Sir Robert Peel.
En 1840, el italiano Orfila creó la toxicología, y Ogier la continuaba en 1872, ciencia que auxiliaba a los jueces a esclarecer ciertos tipos de delitos, en donde los venenos eran usados con frecuencia. Esta ciencia o disciplina también es considerada como precursora de la Criminalística .
William Herschel, en 1858, al frente del Gobierno Civil del Distrito de Hoogly, en Bengala, India, adoptaba el uso de las impresiones dactilares para evitar la suplantación de la persona y para identificar a los reincidentes en la paga de pensiones a soldados hindúes retirados, estampando en las listas las huellas de los dedos índices y medio de la mano derecha. En 1866, Allan Pinkerton, y su Pinkerton´s National Detective Agency en Chicago, E.U.A. ponía en práctica la fotografía criminal para reconocer a los delincuentes, disciplina que posteriormente sería llamada Fotografía Judicial y actualmente se le conoce como Fotografía Forense
En 1882 Alfonso Bertillón creaba en París el Servicio de Identificación Judicial en donde ensayaba su método antropométrico dado a conocer en 1885 y adoptado oficialmente en 1888, otra de las disciplinas que se incorporaría a la Criminalística general. Dicho método estaba basado en el registro de las diferentes características óseas métricas y cromáticas en personas mayores de 21 años, en once diferentes partes del cuerpo. Lo sucedió la Dactiloscopía.
En esa época, Bertillón publicada una tesis sobre el retrato hablado (Portrait parlé), otra de las precursoras disciplinas Criminalísticas, constituido en la descripción minuciosa de ciertos caracteres cromáticos y morfológicos del individuo. Desde 1884, Bertillón, tomaba fotografías de los lugares de hechos con todos sus indicios, placas que ilustraban a los funcionarios judiciales en las investigaciones criminales.
En este mismo año, Francisco de Latzina le asignaba el nombre de Dactiloscopia al antiguo sistema Icnofalangométrico.
En 1885, en Londres, Sir Francis Galton colocaba los fundamentos para la solución del problema que representaba hacer una clasificación de las impresiones dactilares mediante la publicación de su manual Fingerprint Directories. En 1888, el inglés Henry Faulds en Tokio, Japón, hacía valiosos descubrimientos y contribuciones en el campo de la Dactiloscopía, uno de ellos fue precisar los tipos: arco, presilla y verticilo en los dibujos papilares de las yemas de los dedos.
En julio de 1891, advierte Héctor Osorno en la Oficina de Estadística de la Policía de la Plata,(Argentina) Juan Vucetich es comisionado para organizar un Gabinete de Identificación Antropométrico. Vucetich observa las enormes deficiencias. Dos meses después inaugura la Oficina de identificación y utiliza la Antropometría y las huellas digitales de ambas manos y crea así, la ficha decadactilar. Y al poner en práctica sus sistemas, descubre entre los sentenciados a siete reincidentes.
De lo estudiado ultra supra nos permite establecer que las investigaciones policíacas se empezaban a guiar científicamente, pero con un porcentaje considerable de empirismo, donde se usaba la intuición y el sentido común y lógicamente no se obtenían resultados muy satisfactorios. Pero todas estas investigaciones y pesquisas empíricas, adquirieron un nombre propio que les dio el más ilustre y distinguido Criminalista de todos los tiempos, el Doctor en Derecho Hans Gross, denominándole “Criminalística”, en Graz, Austria en 1892, daba a conocer mediante su Obra: Handbuch für Untersuchumgsrichter al System der Kriminalistik (Manual del Juez, todos los Sistemas de Criminalística). En 1893 se imprimió la segunda edición en esa misma ciudad.
Se editó y publicó en España en 1894, con el nombre “El Manual del Juez” con traducción del eminente jurista Doctor en Derecho, Máximo de Arredondo. Y para Latinoamérica la editó Lázaro Pavía, en 1900, mismo año en que se conoció en México.
El referido jurista Máximo de Arredondo, en el prólogo que hace al Manual del Juez, publicado en Madrid, España, en 1894, valora su contenido y precisa la fecha en que el doctor Hans Gross dio a conocer la Criminalística, comentando lo siguiente: “No existiendo, en nuestro país Obra alguna que viniera a llenar el vacío de que antes hablábamos, no hemos dudado en acudir a las literaturas extranjeras, y muy particularmente a la alemana. Claro que en la literatura alemana se incluye la de Austria, a cuyo país pertenece el autor. Que como se sabe, figura en primera línea en la evolución jurídica moderna: y entre los libros que hubiéramos podido escoger, hemos dado la preferencia, por su modernismo y su mérito indiscutible, a la Obra del doctor Gross, recientemente publicada en Graz, Austria (enero de 1893), y que tan justos y universales elogios han merecido a la prensa europea.” En el período del nacimiento de la Criminalística, otro eminente jurista español, Enrique de Benito, comentaba: “Esta es la dirección que en nuestros días ha seguido Hans Gross, el fundador de la que él llama Criminalística o heterogéneo material de conocimientos útiles al Juez, al agente de policía y al gendarme” .
El doctor Hans Gross, nació en Graz, Austria en 1847, fue Juez de Instrucción en Stejermark y Profesor en Derecho Penal en la Universidad de su pueblo natal, y fue quien se refirió a los métodos de investigación criminal como Criminalística. La elaboración del Manual del Juez, le tomó 20 años de experiencias e intensos trabajos, en donde hizo orientaciones que debe reconocer el proceso de una averiguación para aplicar la técnica del interrogatorio, el levantamiento de planos y diagramas, etc.
En 1858 en Inglaterra, Sir William Herschell, operó en Bengala con fines de identificación las impresiones digitales de los indígenas en los contratos, en vista de las negativas de reconocer sus firmas; sin embargo le cabe el honor al inglés Henry Faulds, establecer el rol que podían desempeñar las huellas dactilares sangrantes o grasosas, descubiertas en el lugar del delito, conforme lo hace conocer en octubre de 1880, en la revista científica “Nature”, años más tarde pasaría a prestar servicios en la Scotland Yard. Paralelamente Sir Francis Galton, estudioso especializado en los problemas de la herencia, sistematizó los dibujos dactilares y en 1900, publicó su libro “Clasification and uses o finger prints”; también en 1891, Juan Vucetich, emigrado en la Argentina y funcionario de los servicios de policía en la ciudad de La Plata, como muchos otros, ha dado vida propia a lo que hoy conocemos como dactiloscopia. Recapitulando, sobre los antecedentes más remotos relativos a exámenes criminalísticos lo encontramos en Francia en 1570, cuando el Rey Carlos IX dispuso judicialmente que varios hombres de reconocida competencia integraran la “Comunidad de Peritos Calígrafos Verificadores”, para examinar un documento apócrifo y descubrir al falsario que había tenido la osadía de imitar la firma real.
El fundador de la estadística, el sabio belga Lambert Adolfo Quetellet, en 1840, afirmaba que no hay en el mundo dos seres humanos, exactamente del mismo tamaño. Esta aseveración da origen a la “Antropometría”, con el aporte cumbre de Alfonso Bertillon, que la consagró en 1885, en el Primer Congreso Internacional de Antropología Criminal; esta disciplina permitió al antropólogo italiano César Lombroso, señalar las características del “L´Uomo Delinquente”, así como también a su discípulo Salvatore Ottolenghi .
Como se aprecia, de lo glosado, es en el siglo XVIII, la época que se enriquece la Criminalística, del estilo de la filosofía positivista, con el apogeo del estudio de las ciencias naturales y permite a los sabios en la soledad de sus gabinetes, ser los pioneros con el rigor lógico de los métodos científicos, sustituir poco a poco el empirismo de antaño por esta disciplina, basada en el estudio e investigación de hombres como el médico forense Lacassagne y su escuela, los químicos, físicos, antropólogos y biólogos, como Reiss y Bischoff, en Lausana – Suiza, Heindl en Berlín – Alemania, Turkel en Viena – Austria, Bayle y Sannine en París – Francia. Los balísticos, Balthazard, que en 1912, expuso la nomenclatura de los diferentes elementos que imprimen su huella en la bala o en el casquillo, siguiendo Rechter y Mage en 1923-25 en su Obra: “Identificación de los Casquillos y Proyectiles”, luego Metger, Heess y Haslacher en 1931, logran identificar las armas que efectuaron los disparos.
A partir de estos descubrimientos, los avances en esta disciplina han estado cifrados en la utilización de modernos equipos de la microscopia, para la homologación y fotografía de las estrías mediante el sistema automático y microscopio electrónico de barrido.
De otro lado, es de indudable valor el aporte que proporciona a esta ciencia Edmundo Locard, quien sostenía que el indicio ya era conocido por el hombre primitivo y concluía señalando que los únicos que no conocían nada de esto, era los juristas porque estaban muy alejados de la naturaleza.

Por su parte, Södermann y O´Connell , en su tratado “La Investigación Moderna del Delito”, relevan la acción armónica que deben de desarrollar los tres elementos que intervienen en la investigación: Los técnicos en identificación, los pesquisas o investigadores y los especialistas del laboratorio de Criminalística, norma infranqueable y de permanente observancia de las policías modernas.
De allí, es que Hans Gross, después de una apasionante vida científica, muere en su ciudad natal, en 1915; hubo consternación mundial por la pérdida de tan discutido Criminalista.
En México, a principios del siglo XX, los doctores Francisco Martínez Baca y Manuel Vergara, publicaban sus trabajos en el libro Estudios de Antropometría Criminal además, el primero de los doctores de referencia, escribía Los Tatuajes, y el Licenciado Julio Guerrero, elaboraba una verdadera tesis llamada “La Génesis del Crimen en México”, Obra que en opinión de Carlos Roumagnac, tuvo éxito y se tradujo a otros idiomas.

Nuevamente en la ciudad de México, en enero de 1920, el profesor Benjamín Martínez, fundó el Gabinete de Identificación y el Laboratorio de Criminalística, en la entonces Jefatura de Policía del Distrito Federal y escribía algunos de los primeros tratados sobre Dactiloscopia
En 1923, Carlos Roumagnac, escribía en México el primer libro sobre Policía Judicial Científica, en donde definía los métodos y técnicas de esa época para las investigaciones criminales.
En 1935, explica Salvador López , los policiólogos Carlos Roumagnac, Benjamín Martínez, Fernando Beltrán y otros crean en la ciudad de México una escuela para policías en la que se enseñaba la Criminalística entre otras materias, escuela cuyo nombre sufrió algunas transformaciones, la primera se llamó Escuela Técnica Policíaca, la segunda Escuela Científica de Policía, para finalmente llamarse Escuela de Técnica Policial. Dicha escuela pasó por innumeras vicisitudes y estuvo a punto de desaparecer.
Fue hasta 1938, cuando el doctor José Gómez Robleda, Director de Servicios Periciales, indicaba la aplicación de la Criminalística en la procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, entonces también de Territorios Federales.
En 1946, plenamente entusiasmado con la Criminalística, el doctor Constancio Bernaldo de Quiroz, en las conferencias que dictaba en la Asociación de Abogados de Puebla, México, explicaba que: “De todos los elementos que intervienen en ella, de todos los temas de interés, de novedad que hay en la Policiología, en la Policía Judicial Científica, que así se llama este aspecto de la Criminalística, voy a mencionar tan sólo dos doctrinas, la identificación del malhechor y otra, la que afecta a la confesión del reo.
Debemos resaltar, que hace una exposición interesante sobre la Antropometría, la Fotografía y la Dactiloscopia, en lo que se refiere a la identidad del malhechor, así como sobre la prueba de la confesión, con sus distintas modalidades, desde las históricas ordalías o juicios de Dios, hasta el uso del suero de la verdad y el detector de mentiras.
Pero, apunta Camilo Simonín en 1955, que “Posteriormente a 1919, la Policía Científica ha llegado a ser Criminalística, ya que la experiencia ha demostrado que el estudio de las huellas criminales, manifiestamente importantes para la justicia y el descubrimiento de falsos documentos, sobrepasa las responsabilidades de las investigaciones policiales. Especialistas: Biólogos, Físicos y Químicos, deben intervenir; ello encierra la necesidad de crear laboratorios de Criminalística, que dispongan de buen instrumental científico y de profesionales competentes”.
Por lo tanto, se puede decir que la Criminalística a través de su historia, se ha fortalecido y enriquecido gracias a las aportaciones anteriores y actuales de estudiosos europeos y norteamericanos, como: Alongi, Bertillón, Bradford, Bridges, Bryan, Borri, Burrard, Boucher, Ceccaldi, Constain Medina, Constain Chávez, Cowan, Cunningham, De Blasio, Ferri, Fox, Goddard, Galton, Göppinger, Gross, Harris, Hatche, Henry, Hoffmann, Hughes, Lacassagne, Locard, Malpihi, Nicéforo, Oloriz, O´Connell, O´Connor, Osterburg, Ozorno, Ottolenghi, Pinkenton, Purkinje, Quetellet, Reiss, Saferstein, Sekharan, Séller, Söderman, Thorwald, Thomas, Turner, Vandersvoch, Vivert, Villalain, Vidocq, Zallemart, Zinder, y otros.
Así como gracias a las aportaciones de científicos latinoamericanos, como Abreu Gómez, Albarracín, Fernández Pérez, Gutierrez Tibón, Benitez, Castellanos, Jiménez Navarro, Latzina, Luque, Martínez, Moreno González, Oliveros Sifontes.En el plano nacional debemos resaltar a destacados estudiosos como el Dr. Oscar Miroquesada de la Guerra , destacado Criminólogo y Catedrático principal de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, quien en 1922, contagiado de este saber, da su aporte a través de dos obras de significación y trascendencia: “Antropología Criminal” con principios muy en boga en aquellos tiempos y cuyo primer capítulo la “Crimonogenia”, estudia los factores que engendran el delito; en tanto que, en el segundo capítulo, “Criminalística”, se examinan los medios para descubrirlo y prevenirlo.
La Criminalística es una ciencia amplia y compleja, aplicada a la investigación y descubrimiento del delito. Su uso, estudio, aplicación y desarrollo en el país, se llevó a cabo por la Policía de Investigaciones del Perú, institución que primigeniamente se denominó “Cuerpo de Investigación y Vigilancia” y luego “Cuerpo de Investigación, Vigilancia e Identificación” .
La preocupación por descubrir el delito y establecer la participación individualizada de autores y cómplices, con las pruebas respectivas ha generado la innovación de la Criminalística, máxime cuando los delincuentes se ingenian para evitar ser identificados y procuran llegar al “delito perfecto” o “delito impunible”. El detective peruano en sus estudios y ensayos ha perennizado su interés con la publicación de obras, la elaboración de trabajos de laboratorio, la difusión del conocimiento especializado a través del Instituto de Criminalística que es su crisol permanente y la enseñanza en la aulas de las diferentes escuelas de formación, capacitación y perfeccionamiento del detective, así como en los claustros universitarios del país, complementando así los estudios de Derecho, en pro de la justicia.
Para el Investigador Policial desde los albores de su creación, la ciencia de la Criminalística es su arma principal. El 02 de febrero de 1892, se inaugura en Lima un Gabinete de Identificación Antropométrico que adopta el Sistema del francés Alfonso Bertillón, basado en la medición y proporción del cuerpo humano.
Para su época esta forma de actuación tuvo una significación que sirvió para diferenciar personas y lograr el esclarecimiento de hechos delictuosos. El progreso complementó este conocimiento y en abril de 1915 se implanta el Sistema Dactiloscópico de Vucetich por medio de la clasificación de los dibujos de las líneas que dejan los dedos de la mano al tocar los objetos, aparece entonces el Gabinete de Identificación.
Este Sistema se cambió en 1924 a propuesta de la Misión Española, implantándose el Sistema Dactiloscópica del español Federico Oloris Aguilera.
Acontece también en 1924, la necesidad de organizar e implementar el laboratorio de Criminalística, gestión que estuvo a cargo del Inspector del Cuerpo de Investigación y Vigilancia don Carlos Ramírez Núñez, cuyo esfuerzo de cristalizó con su inauguración el 27 de marzo de 1937. Este destacado Jefe en 1941 fue designado como Primer Director del Cuerpo de Investigación, Vigilancia e Identificación (CIVI) .
Por su parte, la Criminalística tiene tres propósitos: la preparación de los hombres, la realización de los peritajes y la difusión de sus avances. Así pues el 15 de Diciembre de 1935 aparece un folleto muy valioso denominado Boletín de Identificación y Policía Técnica del Cuerpo de Investigación, Vigilancia e Identificación. Este fue posteriormente ampliado, y se torna en 1949 en la Revista de Policía Técnica, bajo la Dirección del Inspector General del Cuerpo de Investigación, Vigilancia e Identificación Enrique Aranguena Iturbide.
En 1956, se implanta en la Maternidad de Lima, el Sistema Pelmatoscópico, para identificación del recién nacido. Desde esta fecha las sustracciones, abandonos e intercambio de infantes tienen a la ciencia como colaboradora para resolver estos impases con certeza.
En 1962-63 el gobierno decretó la reorganización del Registro Electoral del Perú. Para ello se implantó la identificación de los electores mediante sus impresiones digitales, ciencia indubitable. La de aquel entonces Policía de Investigaciones del Perú (PIP) era la encargada de la capacitación y asesoramiento de los Registradores Electorales Provinciales, y de conducir el archivo y homologación de las impresiones digitales.
Desde 1963, se aplica el Sistema Identi-kit y Photo-Fit, como Sistemas de Identificación Visual y en la actualidad, con el advenimiento y utilización práctica de la cibernética el Identifax y Photofax.
En marzo de 1965, toma nuevo impulso el Laboratorio de Criminalística. Funciona con los departamentos de Balística, Química, Física, Grafotecnia, Toxicología, Biología, Ingeniería, Fotografía e Identificación Odontográfica.
Por el año de 1966, destacan los trabajos de Inspector General PIP Alfonso Rivera Santander Herrera sobre “Procedimientos General e Investigación Criminal dentro de la Criminalística” quien entre 1974 –77 se desempeñó como Director Superior de la Policía de Investigaciones del Perú.
Este Oficial General presidió la comisión que elaboró el anterior Manual de Criminalística, aprobado por Resolución Directoral N° 2671 del 10 de Abril de 1965.
En 1966, el Sub-Inspector PIP Oscar Cárcamo Rojas, Jefe del Laboratorio de Criminalística, realizó estudios sobre “Toxicología y Biología”.
En 1966, los peritos, Comisarios PIP Julio Rojas Larraondo y Ángel Dinatale Bozeta, desarrollaron gran labor en el estudio y la difusión de la Grafotecnia, plasmando las leyes para identificar documentos fraudulentos, basado en los avances del francés Sollange Pellat.
En 1967, el Coronel PIP Julián Cevallos Cerna, perito en Inspecciones Técnico Policiales, ocupó la cátedra de Criminalística en las Escuelas de Oficiales de la PIP, así como posteriormente en la Escuela de Oficiales de la Policía Nacional del Perú.
El Instituto de Criminalística (INCRI) de la Policía Técnica del Perú; es el organismo de Ejecución de la Dirección de Criminalística. Fue creado por R.D. N° 1286 del 31 Diciembre 1969, asignándosele la categoría de División, dependencia de la DIRCRI; el 09 Abril de 1973, da inicio formalmente a sus funciones como es la formación de peritos, comenzando con el dictado del “Primer Curso de Grafotecnia”, con la participación de 30 Oficiales Subalternos. Su labor consiste fundamentalmente en realizar investigaciones para perfeccionar métodos, técnicas y procedimientos en el área de la Criminalística, luego, efectuar la tarea de divulgación mediante el Museo de Criminalística, la biblioteca y otros medios de difusión; siendo su otra actividad, la de formar y perfeccionar peritos a fin de mantener los cuadros y mejorar el servicio criminalístico.
La biblioteca de Investigación Criminal (INCRI) funciona como una unidad de información de carácter especializado donde se almacena, identifica, sistematiza, analiza, promueve y difunde la información a solicitud de las necesidades de usuarios que se identifican y precisan para que las necesitan. Sus servicios están dirigidos a profesionales, especialistas, expertos, investigadores, estudiosos de la Policía Nacional, además, a profesionales y estudiantes particulares afines a la ciencia Criminalística (Criminólogos, Psicólogos, Sociólogos, Abogados, Biólogos, etc). Asisten aproximadamente un promedio de 500 lectores, de los cuales un 70% pertenecen a la Policía Nacional.
En Setiembre de 1982, se comprueba la compatibilidad y funcionabilidad del código ideado por el Coronel PNP-PT Absalón Insúa rojas, para la utilización de la Dactiloscopía Computarizadora en el Perú.
A partir de 1986 hasta la fecha 2005 , comienzan a llegar equipos, aparatos e instrumentos para el Laboratorio de Criminalística, dentro de los que se cuenta con un equipo completo de Cromatografía, un Cromatógrafo de Gases Computarizado, un Electrofotómetro Ultravioleta Visible, un Microscopio Electrónico de Barrido con micro análisis por rayos X, y Sistemas de Absorción Atómica, dos Microscopios de Comparación Biocular con pantalla de proyección, para peritajes balísticos, un Sistema para Electroforesis y un Proyector Comparador Universal – Proyetina – VCP, para peritajes Grafotécnicos, ADN, además de otros instrumentos que lo sitúan como el órgano rector del sistema científico de la Policía Nacional del Perú.

BIBLIOGRAFÍA:

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Los Criminales Dejan Siempre Una Tarjeta de Visita
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Lima, Julio de 2011