jueves, 14 de enero de 2010






PROLOGO DE LA OBRA:



“PLURICAUSALIDAD CRIMINOGENA EN LOS DELITOS CONTRA LA LIBERTAD SEXUAL: VIOLACION DE MENOR”

Mg.Daniel Ernesto Peña Labrin

vLEX-Internacional

Barcelona-España 2010




La palabra justa y comprometida de Daniel Ernesto Peña Labrin, es un bálsamo entre tanta mediocridad, es una luz en el camino, un espacio necesario e ineludible para quienes quieran luchar desde el Derecho por un mundo mejor, un mundo sin violencia, sin abusos.


En tiempos de desencanto, donde se impone la fragmentación, lo efímero, la cultura de lo vanal, la búsqueda insaciable del hedonismo, el mero interés por la imagen y la construcción de “verdades líquidas”, esta Obra implica una valla a esa posmodernidad funcional y pone de manifiesto el compromiso del autor con la justicia social, la niñez, la igualdad, los valores éticos y la solidaridad.


Daniel Ernesto Peña Labrin, impone una máxima que aspira a una niñez feliz, integrada. Por lo que nos hace ver ab initio que no hay posición neutral posible.


El mundo de este autoralista, tiene como sutil mérito “mover las conciencias al necesario camino de la libertad y los derechos humanos”.


Prontamente, explora su texto con rigurosidad científica temas candentes como: La Etiología de las conductas delictivas; la Pluricausalidad Criminógena; los aspectos Biofisiológicos; Psicológicos; Sociológicos; Endocrinológicos, etc. que hacen a esta tipología delincuencial.


Hay una piedra de toque en el texto, un sustento jurídico: Art.2, inc. 24, literal: h de la Carta Política de 1993: “Nadie debe ser víctima de violencia moral, psíquica o física, ni sometido a tortura o tratos inhumanos humillantes... ”.


La lucha contra la violencia intrafamiliar es una deuda pendiente de la humanidad. El abuso sexual infantil, es el rostro de una sociedad que vive ocultando y discriminando. La relación es asimétrica: hombre contra mujer y adulto contra el niño.


Miles de casas latinoamericanas están “amuralladas” por el espanto, los abusadores son impunes. Allí el brazo de la justicia no los alcanza. ¿Debemos acaso seguir soportando esta tragedia? . El acierto de este libro es mostrar página por página las razones de una delincuencia nefanda y las terapias y soluciones posibles.


Desde hace más de tres décadas vengo sosteniendo en la “reducción de la violencia”. (Física, Psicológica, Sexual, Económica, Racial, “de Omisión”, etc.), especialmente con aquellos más vulnerables. Veo entonces con beneplácito que esta obra se ubica en la misma dirección.


Sabemos que los violentos sexuales suelen evacuar la agresión acumulada en otros ámbitos en sus actuales parejas, los peores lo hacen con los niños. Inseguros, cobardes, pérfidos, posesivos, chantajistas afectivos, viven sembrando el miedo a sus vulnerables víctimas. En la “Escuela del Terror” a estos profesores del miedo se los suele denominar “Pittbull y Cobra” (Gottman y Jakobson). El “Pittbull” es celoso; con temor al abandono; posesivo; ora, vigila y ataca a su propia pareja. Impulsivo, suele tener violentas reacciones. El “Cobra” es agresivo con todo el mundo, propenso ha: usar armas en los ataques y abusar de alcohol y drogas. De difícil tratamiento psicológico.


En perversa actitud ciertos padres asumen estas personalidades, exaltando su prevalencia acorralan sexualmente a sus víctimas hasta dejarlas sin libertad… sin elección… sin esperanza.
Una de las tendencias del conocimiento actual es aspirar a la interdisciplinariedad. El Derecho no puede estar ajeno a este flujo direccional, aunque en varios sectores se sigue captando como compartimientos estancos de la dogmática jurídica pura. Lo cierto es que el Abogado se maneja en la práctica con temas que rozan otras disciplinas y de algún modo necesita conocer dicha problemática para ejercer mejor su profesión. Muchos casos que se le presentan requieren un nivel de interdisciplina que excede la normal consulta académica, sea porque ésta es imposible, o dificultosa, sea por premura. Son zonas en las cuales existe un vacío, una suerte de abismo sobre profundos ríos.


Este libro de Daniel Ernesto Peña Labrin viene a llenar parte de este vacío. A tenor de la verdad tiende “puentes sobre aguas turbulentas” entre lo puramente Dogmático Penal y la Criminología, la problemática de la víctima, la Ciencia Forense. Esta dimensión práctica resuelve dudas y prevé soluciones ordinarias y alternativas en una temática tan delicada como el abuso sexual, más específicamente en la violación del menor.


Por ello es fácil advertir la enorme erudición del autor en temáticas lindantes con el Derecho y el profundo desarrollo que hace de las distintas teorías. Por ejemplo: el abordamiento de la Biocriminología, con las ideas de Kretschmer y Sheldon, incursionando inclusive en las consecuencias que las lesiones en la zona frontal del cerebro causan en ciertos individuos. Las viejas ideas de Mendel o los actuales apotegmas de la genética molecular. La Psicocriminología (de Freud en adelante) o bien el prolijo examen que realiza de las Teorías Sociocriminológicas, ciencia de la cual el autor es un especialista graduado.


También la Obra, se da tiempo para cuestionar la Dogmática dura (Derecho Penal del Enemigo), que en solapada actitud intenta asociar la culpabilidad con cuestiones de prevención general positiva, generando así una especie de Escuela New Lombrosiana.


El texto goza de un lenguaje académico y a la vez sencillo lo que es apto para lectura en un amplio espectro. Pedagógicamente es un discurso accesible. Es también un buen paso inicial para adentrarse en las complejidades de un delito aberrante, íntimo con el mal, tan descarnado y humano, que no ha podido desterrarse de la convivencia tras miles de años.
Esta actitud docente del ensayista, que hace de un libro creativo y científico algo posible para el lector de grado y postgrado, pone de manifiesto excelsas virtudes universitarias que en otrora han sido reconocidas por importantes organismos académicos.


La Obra agota la problemática de la violación de los menores, en su enfoque de cara a la víctima pero con mayor envergadura al victimario. Se logra prudencia, profundidad y compromiso en el abordaje que tiene como objetivo general “identificar que vinculación se encuentra entre la Pluricausalidad Criminógena y los Delitos contra la Libertad Sexual: Violación de Menor”. En cuanto a los objetivos específicos indica –entre otros- “precisar que Política Criminal y Anticriminal viene desplegando el Estado en el intento de control de estas conductas punitivas”. Y es aquí donde el autor aclara que este texto servirá para elaborar políticas multisectoriales atacando la Etiología y Pluricausalidad, de los referidos delitos que producen rechazo y alarma social dentro de la población, que reclama la atención y tratamiento especializado de las citadas conductas penales.


Por añadidura surge tal vez la riqueza mayor de este texto en cuanto a su utilidad. Tal diamantino encuentro está al final de la Obra. Se trata de una especie de vademécum que Daniel Ernesto Peña Labrin redacta en forma precisa a modo de “Conclusiones” y “Recomendaciones”. Allí están ambos decálogos dirigidos al Legislador, al Juez, al Abogado, al Médico, al Psicólogo, al Trabajador Social, etc., que transmiten una practicidad que deja ver que este comprometido autor no se mueve en un plano abstracto y meramente teórico.


En esta inteligencia no me parece una imprecisión o una hipérbole anticiparme a calificar este texto como el más completo en el Perú, hasta el momento, en la materia. Pues al ubicar esta Obra como de “las mejores en su género” hacemos un acto de Justicia, ya que se trata de un esfuerzo muy grande tendiente a mejorar un mal endémico: los abusos sexuales a los niños.


En el derrotero histórico ha recorrido mucho espacio el hombre desde el gusano hasta el hombre y muestra en este vil obrar, que aun le queda mucho de gusano. Ante estas deleznables conductas abusadoras es necesario hoy más que nunca, abrir la puerta de la solidaridad y del compromiso social. Saber que un mundo mejor es posible… un mundo sin violencia y con niños cumpliendo la función de niños.



Ciudad de Buenos Aires, Enero de 2010



Dr. Carlos Parma
Profesor de Derecho Penal y Criminología
Facultad de Derecho (Universidad del Aconcagua)-Argentina